El monopolio del dinero

Hubo una vez en la cual nuestros antepasados se pusieron de acuerdo para que esos papeles que tienes en tu bolsillo y en tu cartera representen un valor. Fue una gran idea inventarse estos papelitos y monedas para poder intercambiar bienes y servicios. Luego con la digitalización también podemos usar una tarjeta de plástico para acceder a cuantas cosas podamos pagar.

Qué decir de las transferencias bancarias, aquellas que con un solo clic puedes compar lo que desees. Hasta ahí todo bien. Pero ¿y si te pregunto si sabes que ese mismo dinero el gobierno lo usa para robarte?

Y esta vez no estamos hablando de un robo simple, sino de uno constante a escala macro. Sólo piensa, si tienes un terreno, es altamente probable que este tome valor con el tiempo. Pero si te compran el terreno y guardas el dinero en un banco, o debajo de tu cama, con el tiempo tendrá menos valor.

Una maldición llamada “inflación”

A estas alturas ya debes ser conciente que estoy hablando de inflación. Ahhh sí, aquella palabra que año tras año significa que todo aumenta de precio. Pero, ¿es así? En cierto modo… NO.

No es que todo aumente de precio a través de los años, es que tu dinero pierde valor. Pero como esto ha sido así durante tantos años, lo tomamos como algo normal, como algo propio de “ciclos económicos”. Es como si la inflación fuera tema sólo de políticos y economistas.

¿Y si te digo que no necesariamente tiene que ser así? Porque si una unidad de pan hoy cuesta unos $3, y de repente hay escacez de harina, se produce menos pan, pero se mantiene la demanda del mismo, entonces es muy obvio que suba de precio. Lo que no tiene sentido es que si que haya escacez de todo, todas las cosas a su vez suban de precio.

El jardín del patrón oro

Hubo una linda época donde nuestros tatarabuelos vivían en un mundo donde se usaba el patrón oro. Lo que significa que el oro se usaba como punto de referencia para producir dinero. De manera que el papel-moneda era un “vale” de oro que intercambiaban para consumir bienes y servicios.

Pero esa linda época fue interrumpida por las guerras mundiales. Los gobiernos en conflicto necesitaron mucho dinero para obtener recursos para exterminarse mutuamente. De manera que no podían esperar para que el dinero se generase en base a reservas de oro.

Desde ese momento comenzó el declive del patrón oro, hasta que en 1971 se le dio el masazo final a este sistema. Ahora cada vez que el gobierno requiere más dinero del que hay disponible, entonces recurre al banco central y se le imprime más dinero. Esto al final provoca que aumente la cantidad de dinero circulante, y muy obviamente éste pierde su valor.

Pero como sabemos que a la mayor parte de nuestros políticos no les importa el bienestar del pueblo, una y otra vez recurren a imprimir más y más dinero. Además el Estado tiene el monopolio de la producción de dinero, la moneda de curso legal es la que él así lo ordene.

Bueno, no todo es tan feo como parece ya que hay una propuesta tecnológica interesante para terminar con el monopolio del Estado sobre el dinero: el blockchain. Más adelante estaremos detallando acerca de esta y otras ideas que pueden frenar la inflación de una vez y para siempre.

¿Por qué no se fomenta la polimatía?

El Renacimiento fue ese gran momento en Europa cuando hubo un despertar en las artes plásticas, la ingeniería, la literatura, etc. Ya se ha hablado y escrito de sobra sobre hombres tan geniales como Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel y Rafael. Para ellos, al parecer, no había límites para desarrollar habilidades.

Pero el Renacimiento ya pasó. Han surgido nuevos movimientos, unos muy turbulentos, y al final estamos aquí frente a una pantalla luminosa recordando héroes del pasado. El Renacimiento dejó su legado, pero entre ellos hay uno que al parecer no se le ha dado seguimiento…

Imaginen un abogado que también sea excelente ingeniero automotriz. O un pintor que sea muy buen cocinero. Algo parecido a eso eran los renacentistas.

Pero ¿por qué todo eso se ha ido perdiendo con el tiempo? Pues me atrevo a acusar de tan horrible crimen a nuestro sistema educativo en combinación con la industrialización. Y sí, es un crimen emascular la capacidad de los individuos de la forma como se ha hecho hasta hoy.

Primero nos inculcan acerca de la importancia de obtener un título universitario para conseguir un empleo. Este título es un aval de que tenemos conocimientos y habilidades en un área del saber. Hasta ahí todo bien.

El problema es que cuando hay cada vez más personas con el mismo título ¿cómo puedes hacer para sobresalir? Sencillo: te especializas. Vas desde un rango general del conocimiento a achicar cada vez más las habilidades en las que puedes trabajar.

La estrategia de especializarse es buena, ya que esto permite aumentar tu salario porque puedes sobresalir en la multitud. Pero uno de sus problemas es que te limita a un rango específico de ofertas de empleo que puedes optar, así que si comienzan a escasear puedes verte en apuros.

Pero ¿alguno recuerda la época cuando habían pocos profesionales? Mis lectores mayores de 50 años puede que lo recuerde. Pues resulta que como la mayoría de ellos han enviado a sus hijos a la escuela, y luego a la universidad, entonces hay una multitud de profesionales.

Entonces ahora son cada vez más los profesionales que quieren especializarse. Pero eso puede llevar a que en unos años haya una multitud de especializados, ¿y luego qué? ¿Qué harán todos esos especializados para poder sobresalir?

Karl Marx observó que la industria busca precisamente que hagas lo mismo una y otra vez. Siendo empleado eres algo así como el suplente de lo que una máquina no puede hacer. De manera que si la sociedad gira alrededor de la industria, pues tendremos a un montón de “apretadores de tornillos”.

¿Qué tan bueno puede ser continuar por el camino de la especialización? Observemos el siguiente escenario: Fulano es abogado. Pero Fulano también quiere ser médico. Mengano le dice a Fulano que estas cosas no se relacionan entre sí. A lo que Fulano le indica que él quiere ser las dos cosas. Mengano, luego de pensarlo un poco le dice: “Pero es que te pagarán solamente por una de las dos profesiones.”

Ahora imagínese el escenario anterior con la especialización. Por ahora tiene algo de ventaja (en cuanto a sueldo) el especializado contra el no-especializado. Pero si seguimos por el mismo camino, donde cada vez hay más especializados, entonces esta categoría tarde o temprano caerá de valor.

Pero esto es algo que está sucediendo. ¿Conoces el caso de alguien al cual le hayan rechazado el empleo “por que está sobrevalorado”? ¿Has visto, o eres tú, un profesional totalmente preparado y con experiencia al cual nadie contrata porque tienes más de 35 años?

A ver, especializarse no es sólo obtener una maestría en la universidad. También los años en un trabajo se consideran como especialidad, o “expertise”. Pero sucede que esta habilidad te confiere un valor elevado en el mercado, y muchas veces no consigues el puesto porque sales muy caro.

Si no conoces a nadie así, cosa que dudo bastante, puedes entrar a páginas como Linkedin, que verás un sinnúmero de profesionales preparados, con años de experiencia, maestría y demás que no encuentran empleo. Y por supuesto que hay empleo, pero no para ellos, sino para el jovencito que acepta lo que sea con tal de ir obteniendo experiencia.

La polimatía no es compatible con la industria moderna, la historia lo ha demostrado. Y si continuamos en este sistema que fomenta la creación de empleados y no de emprendedores la palabra polimatía seguirá siendo otra más de aquellas que hay que consultar un diccionario para entender su significado.

La mala idea de Thanos

A estas alturas es difícil que no conozcas quién es ese tal Thanos. Pero por si acaso, haré un pequeño resumen para dar introducción a este tema:

En la cosmología de Marvel… ¿que tampoco sabes qué es Marvel? Bueno, esta es una compañía de cómics que está teniendo bastante éxito gracias a sus películas. Estas tienen (en su primera fase) como villano principal a Thanos, una especie de dios que tiene como misión principal acabar con la mitad de los seres vivientes de todo el Universo.

Lo interesante del caso es que se nos presenta a este personaje de manera un tanto neutral, pues Thanos no es malo porque sí, sino que básicamente está enfrentado con los superhéroes. Su idea de acabar con la mitad de los seres es debido a la falta de recursos, entonces lógicamente a menos consumidores, más recursos.

Ha sido un gran atino el haber enfocado a Thanos de esa manera porque se ha granjeado una enorme marea de fans, estos piensan que es una buena idea lo que él hace. Thanos no es tan malo porque busca salvar el Universo. Entonces su enfrentamiento con los Vengadores (el grupo de superhéroes de estas películas) es básicamente una dialéctica, una cuestión de puntos de vista.

Pero el caso es que Thanos es un muy pésimo economista. Porque los recursos disponibles no son aquellos activos que pueden ser consumidos, los recursos son las ideas que se ejecutan de manera efectiva. Así que vamos a desglosar diversos ejemplos que nos muestran que Thanos quizá tenga buenas intenciones, pero es merecedor del más cruel de los infiernos:

  1. El mito de la sobrepoblación. La sobrepoblación como tal no existe. La palabra sobrepoblación se utiliza casi exclusivamente para los países pobres. Pero un país rico no se considera sobrepoblado, salvo algunas excepciones. Por ejemplo, cuando hablamos de sobrepoblación nos viene a la mente China y la India, países con miles de millones de habitantes. Antes del repunte económico de estos países siempre se decía que su pobreza se debía a que eran demasiados. Es más, hasta se ejecutaron controles de natalidad para poder aminorar el crecimiento demográfico de estos países. Sin embargo, nadie habla de sobrepoblación en el tercer país más poblado del mundo. Este es, nada más y nada menos que Estados Unidos de América. Al parecer no es la cantidad de gente lo que molesta, sino la cantidad de pobres.
  2. Los controles de natalidad como ingeniería social no funcionan. El caso es que estos controles por lo general se aplican a los pobres. Un grupo de sabios considera cuál es la cantidad correcta de hijos que los pobres de tener. Como consecuencia de eso tenemos una enorme cantidad de hombres en China que andan buscando mujer, puesto que se es más proclive a abortar hembras que varones. Además, a la hora de esterilizar a los pobres, esto se hace hacia las mujeres, lo cual es una muestra muy fea de machismo y usurpación de sus derechos humanos.
  3. Los recursos son las ideas. En el caso de Venezuela en contraste con Noruega está más que demostrado que el simple hecho de tener petróleo no te hace rico. Lo que hace rico a un país es cuando tiene ideas que maneja de una forma eficiente. Esto ya lo hablamos en un artículo anterior.
  4. A más personas, más ideas. Los inmigrantes son parte esencial en el crecimiento de un país. Son los inmigrantes quienes traen ideas nuevas, quienes tienen ganas de triunfar. Esto se demuestra por el sólo hecho de abandonar su país su cultura, y hasta su idioma para buscar éxito en otras tierras. Los Estados Unidos tuvieron un crecimiento extraordinario porque le abrían las puertas a cualquier inmigrante, así como su eslogan de “país más libre del mundo”. De manera que eliminar la mitad de su población traería consigo, además de una gran frustración en los sobrevivientes, una baja repentina en la mano de obra.

Así que lo lamento por Thanos y sus fanáticos, pero hacer el “chasquido” no salvaría el Universo de su destrucción. Lo más recomendable es administrar de manera efectiva todo lo que la naturaleza nos ha brindado.

A favor de los EE.UU.

Todos conocemos acerca de la tragedia humanitaria que vive Venezuela. Hay una confrontación entre el gobierno y la oposición que ha desembocado en una explosión de violencia como nunca antes se ha visto en el pueblo bolivariano.

Nosotros como latinos, enlazados por cultura, idioma y tradición con los venezolanos no hemos podido ser indiferentes ante la crisis que sufre ese país. Así que es muy probable, querido lector, que tengas una opinión formada acerca de la situación de la “República Bolivariana”.

Es menester aclarar que más que estar a favor de Maduro o de Guaidó, debemos pujar por Venezuela. Porque son muchos los niños que mueren de hambre. Han sido bastantes los jóvenes que han visto su futuro truncado. Resulta incontable la cantidad de adultos que no pueden encontrar el sustento para su familia.

Alentar la polarización de Venezuela no beneficia en nada. Este es un país que tiene mucho que perder en ese conflicto que todos queremos verle fin. Así que es muy ruin la actitud de las grandes potencias, las cuales han estado echando pulso con este pueblo tan sufrido.

Tomemos en cuenta que ninguno de los líderes mundiales involucrados en el conflicto venezolano, como Xi Jinping, Vladimir Putin, o el presidente de Estados Unidos van a derramar una sola gota de sangre en caso de una guerra civil. A China le importan sus inversiones, a Rusia le interesa aparentar ser fuerte y EE.UU. quiere mantener fuera a cualquier potencia de su “patio trasero”.

EE.UU. como raíz de todos nuestros males

Dicho todo esto, hay una postura muy interesante que he visto que han tomado muchas de las personas que conozco. Muchos dominicanos (subrayo esto porque es el país donde vivo y por ende, la gente con quienes hablo a diario) se empecinan en defender la hipótesis de que la crisis venezolana ha sido provocada por los EE.UU., concretamente para obtener petróleo de Venezuela.

No han sido uno ni dos a los cuales he escuchado decir la anterior desfachatez. Surgen afirmaciones tras afirmaciones acerca de las muchas crisis, intervenciones, invasiones y guerras que han provocado los EE.UU., y que a la larga han mantenido a América Latina en el atraso.

Bueno, la cruda verdad, aquella que al parecer nos negamos a escuchar, es que el principal culpable del atraso sin fin que se mantiene en Latinoamérica son nada más y nada menos que los mismos latinos. Así como lo lee. Y es una de esas verdades amargas y difíciles de digerir, pero es la verdad la que nos hace libres.

Si has seguido leyendo hasta este párrafo, pues creo que vamos bien. Explicaré mi punto, adelantando que esto no da para un sólo artículo, porque las cuestiones que mantienen a gran parte de Latinoamérica (ya que hay algunos países que ya no son tercermundistas) son de índole histórico, cultural, religioso, político, sociológico, económico, etc.

Pero esta vez me centraré en el título de este artículo: “A favor de EE.UU.”. ¿Se puede decir algo bueno de nuestro belicoso vecino del norte? ¿Es que acaso todo lo que se puede resaltar del Tío Sam son oleadas de matanzas, robo y destrucción?

Es más, ¿sería osado afirmar que las cosas buenas de este país no pueden ser opacadas sobre las malas? Total, que si eres lector habitual de este blog sabes de muchas de las afirmaciones osadas que hacemos por aquí.

Verdades que duelen

Así que no sería muy atrevido afirmar que los aportes hechos por los estadounidenses a la humanidad son, por mucho, muy superiores a los nuestros. Ah, “pero eso es obvio”, dirían algunos.

Estas mismas herramientas con la que escribo este artículo, así como las que tú utilizas para leerlo fueron inventadas por ellos. Mientras los latinos:

  • Vivimos en el pasado
  • Nos quejamos cada 14 de octubre por la llegada de Colón
  • Glorificamos revoluciones socialistas sólo por gusto, sin fijarse en las consecuencias que han tenido más adelante
  • Apoyamos dictaduras, como Trujillo
  • Y lo que es peor: VOTAMOS POR LOS MISMOS LADRONES DE SIEMPRE.

Mientras hacemos todo eso nuestros descoloridos vecinos del norte siguen desarrollando tecnología, medicinas, artículos científicos, películas (son buenas en su mayoría aunque nos cueste admitirlo), y un montón de cosas que para hacerlas nosotros tendrían que pasar mil años.

No lograremos nunca tomar las riendas del desarrollo hasta que no dejemos a un lado la actitud de víctima, de buen salvaje que ha sido robado y masacrado. Al final, tendremos que conformarnos con ser el típico paisito pobre pero feliz, donde al fin de cuentas nadie quiere vivir.

¿A qué edad dejamos de ser productivos?

La productividad es la capacidad de poder convertir insumos en algo útil. Estos insumos pueden ser tangibles (arroz, harina, madera, piedras), o intangibles (información, ideas, proyectos).

Para la productividad podemos tener un rango de edad diferente dependiendo de cuáles tareas nos dedicamos. Por ejemplo, en los deportes físicos es imprescindible ser joven y estar en forma para ser productivos. Lo mismo que en la mano de obra de la minería.

Pero a medida que la tecnología ha ido avanzando, aparecen trabajos cuyo requerimiento físico es menor para nosotros. Ya no es necesaria tanta mano de obra para construir edificios como lo fue hace un siglo.

Del martillo al teclado

Entonces gran parte de los trabajos actuales requieren estar sentados frente a una computadora y manipular un software. Por lógica nuestra vida productiva es mucho más larga que la de nuestros padres. Esto es así porque básicamente necesitamos de nuestra vista y las manos para completar nuestra labor diaria.

Dicho todo esto surge la pregunta ¿cuál es la fijación de nuestras autoridades de otorgar becas solamente a jóvenes entre 18 a 27 años? ¿Acaso una persona de 30 años está a punto de jubilarse? ¿Por qué las empresas se empeñan en fijar un rango de edad hasta los 35 años para contratar a alguien? ¿Acaso un hombre de 40 años es muy viejo para ser contador, ingeniero, abogado, etc?

Es compresible rangos de edad exigentes para tareas donde la juventud es parte fundamental. Pero el estar sentado frente a una computadora no constituye un esfuerzo físico importante para nadie, a menos que sufra de cierta condición.

Un anciano buscando trabajo

Quien les escribe entiende que en par de años ya no será un candidato deseable para ninguna empresa en RD, porque en la mayor parte de los casos las ofertas vienen así:

¿Es necesario ese rango de edad para un trabajo de oficina?

Existe un culto a la juventud que al parecer no tendrá fin en todos estos años. Lo chistoso es que si eres joven pues te consideran inmaduro y estereotipado según la moda de la época. Pero basta con llegar a cumplir 30 años para considerarte desfasado. ¿Entonces qué hacemos?

Lo peor de todo esto es que esos pensamientos son motivados tanto por las entidades públicas encargadas de becas, y también las empresas y su fijación en contratar gente muy joven. Porque la cuestión en sencilla: te quiere joven para pagarte menos.

Las personas mayores de 40 también pagan impuestos, los mismos que se utilizan para otorgar becas. No es plausible discriminar a una persona en función de su edad, cuando ésta lo que desea es ser productiva. Es hasta irónico que un país que tuvo a un octogenario como presidente se dé el lujo de echar a un lado aquellos que se encuentran la flor de su adultez.

¿Por qué existe Akádemos? II

En este artículo estuvimos reflexionando acerca de la utilidad de un movimiento como Akádemos en el contexto social que le rodea. En base a esto recibí comentarios acerca de que la pregunta en cuestión no se respondió allí. Bueno, intentaremos hacer esto en el presente escrito…

¿Qué es un país? Reflexionemos sobre esto. Esta vez no vamos a googlear para obtener la definición de país. Mejor vamos a profundizar al respecto. ¿Es un país un territorio donde hay un grupo de personas unidas en base a una idiosincrasia? Es una pregunta retórica, pero quizás sea una buena respuesta.

Aunque, siendo francos, sería bueno cambiar la palabra “territorio” por “institución”. Así hacemos la respuesta más abstracta y a la vez menos susceptible a ser falsable. Dicho esto: un país es una institución consistente en un grupo de persona unidas en base a una idiosincrasia. Pero hay algo mal en esta respuesta, puesto que una empresa, un partido político, un matrimonio, muchas instituciones caben dentro de esa descripción.

Entonces sería necesario volver a meter la palabra “territorio” allí, junto con institución. Veamos: un país es una institución de un territorio donde un grupo de personas están unidas en base a una idiosincrasia. Ahora, al parecer, está mucho mejor.

Podemos ver que lo que uno a ese grupo de personas que forman una institución de naturaleza territorial es una idiosincrasia. Es la idiosincrasia el motor de todo país. Lo que significa que si un país funciona bien, tiene servicios públicos sostenibles, empresas florecientes, y ciudadanos conformes, significa que su idiosincrasia es de buena calidad.

Una idiosincrasia basada en el respeto a la ley, en el trabajo, en valores familiares, en políticas públicas justas, es lo normal de ver en los países con mayor calidad de vida. Pero una idiosincrasia basada en el desorden, el tigueraje, la corrupción y el bandidaje traen como resultado países pobres y atrasados.

Difundir una mejor idiosincrasia para RD, esa es la misión de Akádemos. Es más, esa es la misión de movimientos que nada tienen que ver con nosotros, como la Marcha Verde, programas periodísticos independientes como El Jarabe de Zapete y El Antinoti.

Por todo eso en nuestra actividad de lanzamiento se trataron temas que tienen que ver con revolucionar el sistema educativo, las neuronas espejo, y cómo ser crítico en medio de un ambiente profundamente religioso. Pero ya todo eso lo detallaremos en lo adelante.

Justicia sólo para el delincuente

Vamos a ser francos: ¿en el mundo hay más delincuentes que bienhechores? ¿Existen más ladrones que trabajadores? ¿Acaso hay más asesinos que personas pacíficas?

Las malas acciones, al parecer, están destinadas a tener una mayor repercusión que las buenas acciones. Y esto se debe, en gran parte, a nuestro principio de conservación. Sucede que muchas buenas acciones pueden mantenernos con vida, pero basta una mala acción para perderla.

Malas noticias por doquier

Los noticieros siempre están empapados de titulares de muertes, actos de corrupción, pifias de famosos, etcétera. Esto no tiene nada de malo, sólo que hay que evitar que tanta información sobre hechos negativos empañe nuestra visión del mundo.

Viendo todo lo anterior, nótese que el aparato represivo del Estado, que llamamos “sistema de justicia”, sólo se enfoca en castigar al criminal. Pero en un estrado no se le da un premio a un padre que haya trabajado muy duro para sacar adelante a sus hijos.

“Justicia” no es enfocarse solamente en castigar, sino también es necesario premiar. No es justo que, en caso de que un ciudadano tenga 20 o 30 años conduciendo su vehículo decentemente, el Estado no haga notar su presencia salvo que este infrinja alguna luz roja de un semáforo.

El delincuente a la cárcel, el bienhechor al resort

El bien no debe hacerse solamente por que sí. Porque ¿qué puede tener de malo hacer cosas buenas para ganarse un premio? Observen que la pena de muerte ha sido erradicada de la mayor parte de los países, porque a pesar de parecer una fuerte amenaza para no cometer crímenes, ha sido ineficaz para desanimar al delincuente.

Vamos a inventarnos una “pena de vida”, donde quien más contribuya a la sociedad se le conceda un premio en efectivo, o una casa, o un carro. También pintemos la toga de los jueces de rojo. Y que a cada final de una sentencia, en vez del mazo, suene un chipote chillón.

Cuando la mayoría es un disparate

La mayor parte de nuestros lectores son de Latinoamérica, así que compartimos más o menos los mismos problemas. Es fácil identificarse con frases como “los políticos son corruptos”, “el presidente es un mentiroso”, “el Estado es una mafia”, etc. La mayoría de los latinos sufrimos el flagelo de la corrupción.

También es interesante ver que todos los países latinoamericanos, con excepción de Cuba y Venezuela, son países “democráticos” (así entre comillas). Lo que significa que aunque hayan sólo dos que componen una dictadura, los demás tienen un sistema democrático defectuoso.

Pero ¿qué hace que nuestros sistemas democráticos estén carcomidos por la corrupción? En este caso vamos a centrarnos a analizar la forma misma de esta cosa que llamamos “democracia”.

La democracia es aquel sistema político que le atribuye el poder al pueblo. O sea, que en vez de que haya un rey, faraón, káiser, cacique, etcétera, el soberano es el pueblo. Al menos eso es lo que siempre se nos ha planteado.

Pero ¿es cierto que el pueblo es soberano en nuestra democracia? Para esto veamos en qué consisten unas elecciones: cada 4 años, o 6 años, el pueblo se reúne a votar por un partido político para que este gobierne.

Tomando esta premisa, ¿dónde está la soberanía del pueblo? ¿No es el partido electo quien realmente será el soberano? Sea por mayoría simple o absoluta, en las elecciones la mayoría del pueblo elige a una minoría para que gobierne sobre la totalidad de las personas.

Con un sistema así es obvio lo que va a suceder: esa minoría se convierte en el azote del resto de la población. No hay ninguna “soberanía del pueblo” en un sistema así. Se les hace un llamado a todos los ciudadanos, cada cuatrienio, para que elijan a unos candidatos políticos.

Represión contra la minoría

Visto esto, las elecciones básicamente son una especie de circo donde a los ciudadanos se les hace creer que tienen el poder de elegir. Pero cuando comparamos esto con una monarquía absolutista, entonces no nos queda de otra que quedarnos con la democracia.

Pero a ver, se toma en consideración la minoría elegida por la mayoría para gobernar sobre la totalidad de la población. Ahora bien, ¿qué hacemos con la minoría restante que ha votado por otros candidatos? Bueno, a esta minoría no le quedará de otra que aguantarse hasta que termine el periodo de gobierno para apostar de que al fin su opción salga ganadora.

Lo más risible de nuestros sistemas democráticos es el caso del parlamento o congreso. Estos existen bajo la premisa de que son “representantes del pueblo”. Se asume de que usted, querido lector, necesitas de un representante para que vele por tus intereses. Los resultados de un sistema así son más que obvios.

Cualquiera diría que considerar la opinión sobre cada ciudadano respecto a los recursos del Estado es una labor logísticamente imposible, y que es por eso que necesitamos representantes. Pero tal afirmación resulta confusa, porque es como decir que para que la democracia funcione, entonces necesita hacerse menos democrática, confiriéndole el verdadero poder a unos cuantos legisladores.

La democracia entonces, resulta ser un sistema extraño. Porque no se busca que haya más participación de los ciudadanos respecto a los bienes públicos. Sino que el Estado se convierte cada vez más en una máquina centralizada.

Es más, el inquilino del palacio nacional es una especie de huésped que, como sabe que todo eso que ha conseguido será por un cierto periodo de tiempo, busca extraer por todos los medios posibles los recursos que a sus manos han sido confiados. Esto aplica, lógicamente, a los congresistas, ministros, y demás personas en cargos públicos.

La democracia, al menos como la entendemos los que vivimos por estos lares, no funciona. Sólo tome en cuenta que de los diez países con mayor índice que desarrollo humano, 4 son monarquías:

  • Noruega, Haral V
  • Australia, Isabel II
  • Suecia, Carlos XVI Gustavo
  • Países Bajos, Guillermo Alejandro

El menos malo de los sistemas políticos

Y claro, muchos dirán que estos países tiene un primer ministro, que es quien está a cargo del poder ejecutivo. La gente vota por este, y su rey muy raramente se inmiscuye en asuntos políticos.

Pero entendamos algo, aunque el monarca no asuma roles políticos, la cruda verdad es que la ciudadanía paga la muy lujosa vida que lleva la familia real. La democracia se queda fuera de la puerta del palacio del rey.

Quizás funcione bien un sistema así, porque en vez de tener un poder efímero, los reyes pasan sus bienes de generación en generación. Entonces tienen que preocuparse de que su país funcione, porque de lo contrario, sus hijos se las verán muy feas.

De los 6 países restantes de ese listado, hay uno que es un apéndice de una dictadura, Hong Kong. Otro es una dictadura con respaldo popular, Singapur. Los restantes tienen sistemas de gobierno tan avanzados que compararlos con los nuestros valdría para otro articulo.

Los que vienen siguiendo este blog saben que somos promotores del pensamiento crítico. Y esto implica que nos sentemos a analizar, sin ningún tipo de escrúpulos, todo lo que nos rodea. Dicho esto, nuestra crítica a la democracia no ha sido con la intención de apoyar un sistema fascista de ningún tipo.

Lo que queremos es que tengamos el suficiente espíritu crítico por abogar por más libertad. Porque eso que tenemos ahora, que llamamos democracia, no es más que un disparate.

La relatividad como falta de concepto

El ejercicio del pensamiento o el arte de filosofar es una de las herramientas que nos distinguen de los demás animales. Puede que en un futuro alguna otra especie evolucione hasta tener eso que llamamos “conciencia”. O también que al fin hayan pruebas de vida inteligente fuera de nuestro planeta. Mientras tanto, nosotros los humanos seguimos siendo la única especie con la facultad para preguntarse “¿por qué?”

De manera que para crecer como persona, debemos tener un marco filosófico que contenga ese enfoque. Porque si nuestra filosofía es decadente, obviamente seremos personas decadentes. Pero si buscamos mejorar hasta acercanos a ser un Übermensch, entonces cada día se puede convertir en una oportunidad de crecimiento.

Dicho lo anterior, es importante entender que hay corrientes filosóficas que son dignas de atacar. Pero nunca hay que hacerlo dentro del punto de vista típico de un predicador que piensa que todas las ideologías ajenas a él son malas. El hecho de criticar posturas que uno cree incorrectas es una oportunidad para mejorar las propias.

De la metafísica al relativismo

“Todo es relativo” Albert Einstein, científico, escritor de superación personal, meme de internet (sarcasmo)

Nietzsche fue crítico con la metafísica, la cual consideraba contraria a su visión vitalista. Para él la metafísica conduce a un mundo irreal, dando relevancia a nociones imaginarias. La metafísica, vista desde el nietzschianismo, reniega de la naturaleza, pone al hombre como un ser enfermo que sólo puede curarse negando su propio ser.

En el caso que nos compete, está atacar el relativismo. Pero antes de eso se hace necesario crear un marco teórico para entender esta corriente filosófica. También es de importancia saber cuál es nuestra corriente propia. Pero también podemos hacer como muchos, que se definen mediante la crítica a su adversario.

El relativismo puede tomar diferentes definiciones, como son:

  • Marco conceptual que considera que todo es relativo.
  • Corriente filosófica que afirma que la verdad es subjetiva.

Podemos quedarnos mientras tanto con estas dos. Y a medida que vayamos desarrollando este tema, podemos agregar más.

Esto no es un simple asunto de conceptos e ideas, sino que ha tenido repercusiones muy serias en el mundo. El relativismo es lo que ha llevado al nacimiento de la “ideología de género”. También ha provocado que el “hamparte” se apodere de los museos artísticos.

Cuando los conceptos no son más que masilla

“Todo es relativo” es una contradicción en sí misma

Una de las cosas horribles del relativismo es que ha llevado a que hayan hombres usurpando el lugar de la mujer. O sea, aunque un relativista se muestre como defensor de la mujer, para él es perfectamente justificable que un transexual participe en concursos de belleza, o en competencias deportivas femeninas.

Del relativismo se alimentan los que promueven el lenguaje inclusivo, con su respectivo “todos y todas”, “ciudadanos y ciudadanas”, “presidente y presidenta”. O lo que es peor aún, el “todes” o “nosotres”.

El relativismo es una negación al pensamiento, a conceptualizar. Pues claro, si los conceptos son todos relativos, donde todo es lo mismo, donde todo es nada, entonces es innecesario filosofar.

Si todo es música, entonces ¿para qué usamos esa palabra? También si afirmamos que todo es arte, ¿para qué esforzarse en pintar como Goya? O si los géneros son construcciones sociales ¿por qué sólo las mujeres pueden ser reinas de belleza? Si la libertad es relativa ¿da igual una democracia que una dictadura?

Por todas esas cosas es necesario tener una definición clara de qué es la verdad, la realidad y lo real. Pero, para no extendernos demasiado, continuaremos en este artículo.


Las ventajas de ser imbécil

Tengo un amigo al cual le sobra el talento artístico. Es escultor, pintor, herrero, cantautor, escritor, diseñador gráfico, etc. Y todo eso le sale bastante bien.

Como escultor y herrero, sus obras son dignas de los mejores. Siendo escritor, sus cuentos fluyen como río de modo que son cómodos de leer. Como diseñador gráfico, sus imágenes no tienen nada que envidiarle a un profesional. Y como cantautor, sus composiciones están a la altura de un Facundo Cabral o un Silvio Rodríguez.

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